martes, 5 de agosto de 2014

Ya No Duele.

Ya no duele tanto tu olvido ya no duele tanto tu desamor. Los días amargos ya pasaron. Pensar en tí, ya no me hace daño, no se entristecen  mis noches al recordarte. Apreciar los momentos bellos, fue mi mejor opción. Fuiste un amor de estación que puede regresar en primavera. Este amor de recuerdos contradictorios fue el mas lindo sentido en mí y aunque me hizo daño fue la primera ilusión sentida de poder alcanzar el cielo y tocar las estrellas, de tener tantas energías para saltar tan alto y gritar tan fuerte para que oyeran todos mi felicidad. Ya no duele tanto tu olvido, ya no duele tanto tu desamor. Ahora hay esperanzas de encontrar una nueva pasión. No tenerte no significa nada solo tiempo perdido entre lagrimas y desdicha. Avizoro ojos cafés y sonrisa tierna, tengo una nueva realidad, mi cielo me es azul y tu risa es risa de payaso, tu voz es un eco que resuena en mi pasado. Amor ya no duele tu desamor, amor ya no me hace falta tu amor.



2 comentarios:

  1. PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
    Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
    y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

    El viento de la noche gira en el cielo y canta.

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
    Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

    En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
    La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

    Ella me quiso, a veces yo también la quería.
    Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

    Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
    Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

    Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
    Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

    Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
    La noche está estrellada y ella no está conmigo.

    Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
    Mi alma no se contenta con haberla perdido.

    Como para acercarla mi mirada la busca.
    Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

    La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
    Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

    Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
    Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

    De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
    Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

    Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
    Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

    Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
    mi alma no se contenta con haberla perdido.

    Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
    y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

    Pablo Neruda
    Poema 20

    (de Veinte poemas de amor y una canción desesperada)

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